El gobierno provincial ha venido equivocando sistemáticamente el camino y no ha logrado enderezar las cuentas públicas. La marketinera rebaja del 30% de los impuestos no hizo más que complicar las finanzas de la provincia. A tal punto que ahora, en momentos en que la sociedad sufre los duros efectos de la inflación y del dinero que no alcanza, el gobernador Schiaretti admite que se está evaluando una suba impositiva.
En realidad, Unión por Córdoba, durante casi 10 años de gestión, ha modificado la estructura económica de la provincia, con actitudes demagógicas y sin un objetivo claro, y menos aún un resultado contundente. Lejos de sus aspiraciones, la recaudación se ha reducido mostrando el fracaso de las medidas adoptadas.
Como corolario de esta política errática en materia impositiva y financiera, “el gobierno ha puesto a la Provincia de rodillas frente a la Nación: de todo lo que ingresa a la Provincia, sólo el 33 % pertenece a fondos propios, y el 67 % restante lo aporta la nación.”
Y mientras el sector público provincial se encuentra inmerso en planes de lucha en pos de un aumento salarial que el gobierno les niega, hoy sale con $ 10 millones a auxiliar a la comuna para que la Municipalidad de Córdoba pague el sueldo a sus empleados (cuya imposibilidad es muestra de otro fracaso, como es la gestión de Giacomino).
Pero retomando los desaciertos del gobierno provincial, alcanza con advertir que los impuestos considerados “regresivos” son los que han crecido. La incidencia del impuesto inmobiliario, que es el que grava en forma más importante el patrimonio, pierde cada vez mayor importancia. En el 2002 representaba el 7,59 % de lo que recaudaba la Provincia, mientras que hoy apenas sube por encima del 3,5 %. Ingresos Brutos, que es un impuesto regresivo, que grava la producción, y que está en retirada en el mundo, es para la Provincia gravitante. En el 2002 implicaba el 18,97 % del total de ingresos propios, mientras que hoy está cerca del 24 %. Toda la obra pública se hace en base a empréstitos, con lo cual la deuda, que hoy es de más de 13.000 millones de pesos, crece a pasos agigantados.
El modelo Delasotista-Schiarettista definitivamente ha fracasado.
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